viernes, 27 de septiembre de 2013

XXXIX Asentándonos

Arenilla, hemos regresado de Australia porque lo que tiene Aitor en los riñones es arenilla. Se pueden imaginar nuestro enfado. Los médicos aquí no comprenden como se atrevieron a dar un diagnóstico así y cómo han recomendado una prueba invasiva como lo es una biopsia. En unos meses Aitor tendrá una ecografía para comprobar que esté todo bien, y el tratamiento es no comer muchos lácteos. Parece una broma, ojalá lo fuese.

Comenzamos a mover hilos en la búsqueda de trabajo, de hecho la primera semana lo encontré. Pero las cosas no podían ser tan bonitas, resultó ser uno de esos trabajos de comercial, donde tienes que dejar el 30% de tu sueldo en pagar tus gastos como autónomo, además de vender cosas un tanto imposibles. No gracias, que me paguen por trabajar, no pagar para que me den trabajo. Este era uno de nuestros temores, no sólo se trata de encontrar trabajo, sino que al encontrarlo no resulte una estafa o que el menos, salga rentable salir de casa para hacerlo. Ahora estamos probando con la zona turística de la isla. ¿No dicen que Canarias come del turismo?, ¿no han llegado un 12% más de visitantes?. Quiero verlo en forma de puestos de trabajo para nosotros: ¡Por favor! Que vengan los guiris al lugar de la "eterna primavera" para servirles copas con líquidos de colores, hacer sus camas y ponerles sus platos, mientras me embriaga el olor a coco de sus protectores solares. Si hay tanta demanda como dicen, bienvenido sea el trabajo, espero que tengamos suerte, aunque esto no ha hecho más que empezar.

martes, 17 de septiembre de 2013

XXXVIII Llegada a casa


El lunes 9 de septiembre salimos de Australia. Levantarnos sabiendo que era el último día que lo haríamos ahí no fue fácil. No parábamos de revisar todo, mientras nuestros compis ideaban en secreto un desayuno para los cuatro. En realidad ya habíamos desayunado, pero ese último café me supo a gloria. Nos dolió mucho despedirnos de ellos, hemos pasado en esa casa tres meses maravillosos y se había convertido en nuestro hogar.
Como teníamos poco, de camino al aeropuerto recibimos muchas llamadas y mensajes de despedida, nuestros amigos ya se habían despedido, pero lo hicieron una y otra vez. Total, que no podía parar de llorar. Esto me ha hecho reflexionar sobre la amistad. Relaciones que se establecieron y afianzaron en Melbourne en 5 meses, aquí he tardado en lograrlas años. Con esto no me refiero a amistades mejores o peores, sino a la rapidez con que aparecen los sentimientos, la ayuda sin esperar nada a cambio, un hombro en el que llorar o un oído que te escucha. Sin duda, lo mejor que nos llevamos de ésta experiencia, son los amigos.

sábado, 7 de septiembre de 2013

XXXVII Últimos días en Australia

No tenemos tiempo para nada. Quisiera haberme sentado a escribir un post como es debido sobre el viaje a la Great Ocean Road con Kike y Laura, pero entre unas cosas y otras lo fuí dejando atrás. Por suerte, Kike cuenta todo en Partida y Regreso de un modo inmejorable. Si yo lo contara ahora quedaría muy mal así que voy a dejar que nuestros compañeros de viaje y amigos, lo cuenten por nosotros. Lean las dos partes, ¡y por orden por favor que hay sorpresas! Quién nos iba a decir que iba a salir una amistad tan bonita de una unión blogger. Por suerte, viviremos todos en España y siempre podremos vernos.